En un pequeño pueblo del Piemonte llamado Viganella en el norte de Italia, a causa de la posición del mismo en medio a las montañas, en el periodo invernal no es posible disfrutar de la luz solar.
De este modo, los habitantes del pequeño poblado, que en su mayoría son gente anciana, se han visto por muchos años privados de la luz solar, en el periodo que va desde Noviembre hasta Febrero por un total de mas de 80 días.
Gracias a una iniciativa del gobierno comunal de Viganella, desde hace un par de años, la tecnología ha llegado en ayuda y esto ha dejado de ser un problema. Se ha posicionado a unos 1100 metros de altura en la ladera de la montaña, un enorme espejo de 40 mts cuadrados y mas de una tonelada de peso, que refleja la luz solar sobre la plaza central del poblado, que ahora se ha convertido en el gran centro de reunión de todos los habitantes.
En Viganella no hay sol durante tres meses al año, el pueblo se encuentra en la provincia de Verbania y forma parte del Valle de Antona, uno de los valles estrechos de la Val d’Ossola. El pueblo fue construido en la ladera de una montaña en una posición infeliz, donde la luz del sol, de noviembre a febrero, no puede llegar. Durante siglos, el retorno del sol era celebrado el 2 de febrero de cada año, con una gran fiesta.
La situación en el valle recuerda lo que sucede en Siberia o en el Polo Norte, con largas horas de oscuridad durante el invierno y con poca luz. Durante siglos, los habitantes de Viganella han sido capaces de adaptarse a la situación, hasta que, con el apoyo de ingenieros y arquitectos, el alcalde del pueblo ha decidido invertir en la construcción del espejo, que tiene una superficie de 40 metros cuadrados y está situada a una altitud de unos 1100 metros.
En Diciembre del 2006 el Comune de Viganella decidió instalar en sus proximidades un espejo grande, de unos 8 metros de largo por 5 metros de ancho que pueden reflejar la luz del sol en la dirección del valle, incluso en los meses de oscuridad. El espejo esta colocado sobre un tambor de metal y es capaz de gestionar en tiempo real los rayos del sol hacia lugares predeterminados, tales como la parte peatonal de la plaza principal, la iglesia parroquial y el monumento a los caídos.

El funcionamiento del espejo es controlado por un ordenador durante el día y durante las noches se vuelve a colocar de manera que en la mañana, pueda comenzar nuevamente el ciclo desde una posición óptima. El espejo alcanza su mayor eficiencia en las horas del mediodía, cuando su superficie está mejor alineada con la posición de Viganella. Durante el verano, no es necesario utilizar el espejo por lo que se deja fuera de uso y se camufla con una lona protectora.
El espejo ilumina el pueblo durante el invierno por un lapso de 6 horas al día. Gracias a la luz recién descubierta, parece que la calidad de vida de los habitantes de Viganella ha mejorado sobre todo en términos de relaciones sociales, lo que lleva a una extensión de las reuniones en la plaza del pueblo entre los habitantes, incluso en el período comprendido entre noviembre y febrero.