En los casi 15 años que llevo escribiendo en este sitio, en varias ocasiones hice referencia al fenómeno de los italianos que emigran hacia otras latitudes, principalmente por motivos de empleo y mejores condiciones de vida que las que ofrece Italia y esto se repite desde finales del Siglo XIX, sobre todo como consecuencia de graves crisis humanitarias y sociales y la Pandemia de Coronavirus se presenta como una mas de la lista lamentablemente.
En una ocasión escribí un articulo en el que hacia referencia a que los italianos, también se van por el mundo, en busca de mejores ocasiones de empleo y crecimiento profesional y también en su momento me he referido al fenómeno de la emigración italiana que lleva ya mas de un siglo.
Emigrantes italianos por el mundo
En estos casi 20 años que tengo viviendo en Italia, nunca he dejado de ver informes y leer artículos relacionados con los jóvenes profesionales italianos y no tan jóvenes que cansados de la falta de oportunidades y de la poca inversión que el Estado italiano hace para el desarrollo de proyectos profesionales o científicos o simplemente ver que solo se puede acceder a un determinado sector de trabajo o hacer carrera profesional depende de las influencias personales con las que se pueda contar y no de los propios méritos.
Este fenómeno lo he vivido en primera persona, pues como he comentado en alguna ocasión, vine a Italia con una profesional como compañera de viaje y llevo 9 largos años de resistencia y no pocos sufrimientos, empleos mal pagados o directamente nunca retribuidos, con los consiguientes sacrificios, lograr insertarse en su campo profesional para el que se formò, mediante un concurso publico, el enésimo, establecerse en el anhelado lugar que le correspondía, pese a haber títulos de estudios revalidados y otros obtenidos estudiando aquí en Italia. No es solo el caso de quienes venimos como inmigrantes.
Hay muchísimos profesionales italianos, nacidos aquí, que llevan mas de una década esperando ser estabilizados o poder desarrollar una carrera profesional en lo que se han formado en universidades italianas y lamentablemente muchos no lo consiguen y terminan realizando tareas en sectores que nada tienen que ver con su experiencia formativa.
Alguna vez he leído una frase que decía algo así: Un país es pobre, cuando tiene profesionales formados que son mal pagados o se ven obligados a emigrar, mientras los mas ignorantes y sin méritos, ocupan lugares de poder y son los mejor retribuidos. Pues este fenómeno lo he visto en mi país de origen y también aquí en Italia y estoy seguro que no son los únicos países del mundo aquejados por este mal.
Profesionales Italianos que emigran
Las regiones del sur de Italia, las menos desarrolladas económicamente, desde siempre son las que que registran el mayor numero de habitantes que deciden abandonar su terruño natal y emigrar. Inicialmente lo hicieron hacia las regiones del norte de la península, que han llegado a ser lo que son, sobre todo gracias al trabajo y el esfuerzo de los trabajadores meridionales.
Pero también la emigración ha sido constante hacia otros países europeos y otros continentes, como América y del norte y América del sur como principales destinaciones, aunque las comunidades italianas son numerosas en todas las latitudes del orbe.
Todos los días, al menos tres investigadores hacen las maletas y abandonan Italia. En doce años hemos tenido que despedirnos de 14.000. Entre las malas perspectivas de carrera, la falta de transparencia en la contratación y los bajos salarios, la fuga de jóvenes académicos al exterior se ha convertido en «movilidad forzada». Así comienza uno de los artículos que he leído en el periódico italiano Repubblica en su edición de Florencia en Toscana, una de las regiones mas ricas de Italia.
Para definir la hemorragia de cerebros e investigar las razones que han empujado a tantos talentos italianos a continuar su trayectoria académica más allá de las fronteras nacionales. Italia desde el inicio de la crisis financiera en 2008 y hasta 2019 ha visto a 14.000 estudiantes universitarios que residían en la península, emigrar permanentemente y que aquí ya habían obtenido su doctorado.
Principalmente debido al fuerte empobrecimiento de la capacidad investigadora. La financiación disminuyó sistemáticamente entre 2007 y 2015. En 2015, el gasto total en investigación y desarrollo supuso el 1,34% del PBI, sobre un total del 3% proyectado para 2020, mucho menos que otros países de la Unión Europea.
Esto ha tenido un gran impacto en los recursos humanos, especialmente a nivel universitario, donde el número de profesores e investigadores permanentes contratados es de solo un 20% entre 2009 y 2016. Por tanto, los jóvenes académicos, desanimados por el sistema, se vieron obligados a buscar en otra parte.
La mitad de los profesionales que trabajan en Italia y tres de cada cuatro estudiantes de doctorado, dicen que les pagan mal o lo suficiente para llegar a fin de mes. También la falta de transparencia en los métodos de contratación afecta a la «movilidad forzada»: de hecho, la contratación en la institución de origen se considera meritocracia solo por el 57% de los investigadores en Italia, mientras que llega al 80% de los profesionales que se encuentran en el extranjero.
Los que han emigrado también tienen el doble de probabilidades de tener confianza en sus perspectivas profesionales que los que todavía están en Italia. Los profesionales italianos que emigran, emergen más rápido, ganan más, están más satisfechos y pueden contar con un avance profesional que no necesariamente está ligado a las relaciones personales.
Sobre todo en las regiones del sur, quienes han logrado emerger o realizarse económica y profesionalmente lo han hecho gracias experiencias de trabajo en otros países duradas décadas, por parte de ellos mismos o de sus familiares directos que se han sacrificado, para luego poder regresar a disfrutar de una vejez digna en sus propiedades personales en su pueblo o región de origen en Italia.
Uno de cada diez italianos emigra. Actualmente en el Anagrafe Italiani Residenti all’Estero, mas conocido como AIRE, existen 6 millones de italianos registrados. En el curso del 2019 solo dos regiones del norte de Italia no han registrado habitantes que se han transferido al exterior y estas son la Lombardía y la Emilia Romagna, que son dos de las regiones mas ricas de la península y con mayor desarrollo económico y social.
Mientras el resto de las regiones italianas ha registrado y continua registrando un flujo de emigración constante, siendo las principales, las regiones del sur: Sicilia, Campania y Puglia.
De los italianos que han emigrado, 2 millones son originarios de las regiones del norte de la península, 2.6 millones son originarios del sur y el resto del centro de Italia. De estos casi 6 millones de italianos que han emigrado: 2.8 millones son hombres y el resto mujeres. El 42,2% de los emigrantes han salido de Italia hace más de 15 años o han nacido en el extranjero, el 17% lo ha hecho ya entre 5 y 10 años atrás y el 21% lo ha hecho en los últimos 5 años.
Esta es una cifra que indica un incremento, en los últimos cinco años, de las actividades de emigración que en su mayoría son jóvenes que no encuentran salida en Italia y que viven experiencias en el exterior. A diferencia del flujo migratorio del período inmediato de posguerra, no tienen familias que alimentar y muy a menudo son ayudados por sus familias.
Donde Emigran los Italianos?
Donde van los italianos que emigran? La Argentina, Alemania y Suiza son los destinos elegidos por los migrantes italianos a lo largo de las décadas. En Suiza representan casi el 7,5% de la población . En Luxemburgo, los italianos corresponden al 4,9% de la población, en Uruguay casi el 3%.
Además de los 869.000 italianos que viven en Argentina, hay 785.000 en Alemania y 633.000 en Suiza. Brasil, Francia y el Reino Unido son destinos populares. Hay comunidades de italianos, por pequeñas que sean, también en México, Sudáfrica, Irlanda e Israel.
La crisis económica y social que esta generando la pandemia de coronavirus, lamentablemente recién esta en sus comienzos, son muchísimas las actividades y empresas que han cerrado o se verán obligadas a dar por concluidas sus actividades o a reducir su planta de personal. Son millones las familias que se encuentran en dificultad y que ya están solicitando ayuda del Estado italiano o de otras instituciones publicas de beneficencia, aunque no lo parezca, esta es una guerra, una guerra silenciosa y fría, la que estamos viviendo y los cambios que deberemos afrontar no serán pocos.
Esto seguramente vera afectados los flujos de migración e inmigración no solo en Europa, sino a nivel global y esto lo iremos viendo en los próximos meses y años por venir.
Vía: Repubblica