Como si ya no fuera suficiente con todos los problemas sociales y económicos que ha provocado la pandemia de Corona virus, Italia comienza un nuevo año, que aparecía prometedor con la llegada de las vacunas y las ayudas económicas de la Comunidad Europea para afrontar la profunda crisis, ahora se encuentra de frente a una nueva crisis política que solo puede empeorar las cosas.
Como ya había comentado en post precedentes, el actual gobierno italiano, que es el resultado de varios reciclados que se fueron produciendo desde las ultimas elecciones políticas en Italia en marzo de 2018, en las que debido a la enésima ley electoral, no resultaron ganadores claramente definidos, por lo que se aliaron inicialmente los dos partidos que obtuvieron mayoría de votos, luego se produjo una crisis interna y se disolvió la alianza y se produjo una segunda unión entre el partido con mayores adhesiones y el tercero de la lista, mas otros grupos parlamentarios.
Lamentablemente la inestabilidad política en Italia, es la causa de la mayor parte de sus problemas sociales y económicos, en 75 años de historia de la Repubblica italiana, ya se han sucedido 66 poderes ejecutivos y vamos para el numero 67, que puede ser guiado nuevamente por el mismo Primer Ministro actual, pero con una conducción diferente de acuerdo a los arreglos que se puedan producir en las próximas horas entre las diferentes fuerzas políticas.
Si no se llegara a un acuerdo, el Presidente de la Repubblica italiana, puede decidir la disolución de las Cámaras de Diputados y Senadores y convocar a nuevas elecciones, posibilidad poco razonable en tiempos de pandemia.
Si se fuera a nuevas elecciones en Italia, según el termómetro social, el nuevo gobierno pasaría a manos de la derecha y extrema derecha italiana, que ya ha dado muestras no hace mucho de sus intenciones de cortar lazos con la Unión Europea, endurecer la política inmigratoria y ser implacable con sus detractores. No obstante, para poder realizar nuevas elecciones, primero es necesario re escribir la ley electoral y volver a un sistema proporcional, como era en pasado con alguna otra reforma, que respete los términos de la Constitución Italiana, que establece que ningún partido u organización pueda ejercer el poder con plenitud de poderes a fin de evitar la caída en un nuevo sistema totalitario, como sucediera antes de la creación de la Repubblica italiana.
Entre las fuerzas políticas que forman la derecha italiana, se encuentran como siempre, el partido guiado por Berlusconi, que según algunas indiscreciones podría ser candidato a Presidente de la Repubblica y los partidos de extrema derecha cercanos al ex presidente norteamericano Trump en cierto modo, que son Fratelli d’Italia y la Lega Nord que ahora se hace llamar solamente Lega, aunque siempre continua defender los intereses de las regiones del norte de la península.
Estas agrupaciones, ya se ocuparon de diferentes periodos del gobierno italiano, con grandes reformas en lo laboral, de las que se pagan las consecuencias hasta el día de hoy y otras en el ámbito fiscal, que solo han producido un aumento de la especulación y la evasión fiscal, que es una de las mas altas de Europa.
Como comentaba en un post precedente, se acaban de modificar los decretos que establecen las reglas para el ingreso y permanencia de inmigrantes en Italia, que fueran reformados en 2018 endureciendo las restricciones y por lo tanto se llego a un acuerdo para relajar un poco la situación. Si volviera la derecha al gobierno, declaradamente filo fascista, se volverán a endurecer las normas y se aumentaran las discriminaciones y actos de violencia y segregación para con los residentes que no sean originarios italianos.
Además se van a cerrar puertas con la Unión Europea, lo que se traducirá en menos ayudas de parte de esta ultima, lo que solo puede agudizar la ya terrible situación en la que se encuentra Italia, que viene arrastrando cadenas desde la crisis de 2008.
La gestión de la Pandemia de Corona virus, mas las restricciones producidas por las normas de seguridad establecidas para tratar de reducir los contagios y sus consecuencias sobre el Sistema Sanitario Nacional, han sido el detonante de buena parte del malestar social actual, aunque Italia, a diferencia de muchos de los Estados de la Comunidad Europea, ha establecido normas mucho menos duras a fin de reducir los efectos letales sobre la economía italiana, ya muy debilitada. Se implemento un sistema de zonas, con controles continuos de incidencia del virus en la población y de ese modo, en cada región o provincia en base al aumento o disminución de los contagios, se endurecen o relajan las medidas de control, permitiendo de este modo que las actividades económicas de las pequeñas y medianas empresas pueda tener una cierta continuidad.
Debido a la continua puja entre los espacios de poder político, al interno del Estado italiano, se han producido muchos retrasos y modificaciones en las ayudas económicas y subsidios que se han implementado para tratar de reducir los efectos en la actividad productiva de la península. Además están los sindicatos desde una lado, empujando para que no se autoricen los despidos masivos y el cierre de empresas y el gobierno desde el otro, que esta tratando de poner paños fríos a la situación, muchas veces con pésimos resultados.
A esto se suma, que el plan de vacunación esta moviéndose con mucha mas lentitud de la esperada, debido a la falta de insumos y de personal y a la fuerte disputa entre la Unión Europea y los laboratorios farmacéuticos que están produciendo la tan preciada vacuna, por lo que no pueden bajarse los niveles de alerta y las restricciones sanitarias, lo que provoca ulteriores complicaciones a nivel socio económico.
La situación esta en permanente evolución y quizá sabremos algo mas o tendremos un panorama mas claro en las próximas horas, lo cierto es que este año 2021 se presenta muy complicado no solo para Italia, puede ser el comienzo de una pagina negra en la historia de este país o solo un momento de transición. Lamentablemente, estamos solo al comienzo de una nueva historia y esperamos vivir para contarla.