Si no me he referido antes a este argumento, es por que solo conocía el tema desde fuera y sin mayor profundidad, pero por las cosas de la vida, como padre he tenido que adentrarme en este mundo y conocer esta realidad, que no es seguramente placentera, pero es con la cual nos toca lidiar cada día.

En Italia, el Estado es el todopoderoso, quien administra y gestiona el todo y que en muchos casos tiene el monopolio total, son muy pocas las iniciativas privadas que han podido entrar en competencia con el Estado ofreciendo servicios y esto gracias a Normas Europeas, que han determinado que el Estado no pueda tener el control total de algunos tipos de actividades o que se debe favorecer el mercado libre a fin de dar mayores posibilidades a los consumidores, no obstante esto y dado el alto nivel de corrupción, muchas veces las gestiones pasan a manos de empresas que están profundamente legadas al poder o alguno de sus miembros y los resultados son pésimos para los usuarios finales.
La falta de recursos por parte del Estado, la sobredimension que esta maquinaria ha alcanzado, hacen que cada vez pese mas sobre el bolsillo de los ciudadanos que habitamos en este país, que debemos pagar mayores impuestos para mantener el movimiento, que no obstante la gran evasión fiscal y la criminalidad organizada que quitan en modo muy importante recursos económicos, aun se permite a los ciudadanos acceder a los servicios que por derecho nos corresponden.
La escuela publica italiana, es una de las mas abandonadas, la falta de recursos es tangible. Edificios en estado deplorable, con graves problemas estructurales o que respetan mínimamente las directivas en materia de seguridad, bancos que no son ergonómicos, baños fuera de uso y otra serie de falencias, que no obstante, solo se mantienen gracias a las iniciativas de las cooperadoras de padres y a las organizaciones de voluntarios como el Servicio Civil, que en muchos sectores importantes para la sociedad, como la sanidad y la instrucción, hacen posible la continuidad de las actividades cada año.
En la escuela italiana obligatoria, los niños deben concurrir por un total de 8 horas diarias de lunes a sábado, según el nivel y tienen la posibilidad de utilizar el servicio de almuerzo, que se paga una cuota mensual, de acuerdo al rédito familiar. No obstante, los padres debemos aportar no solo ayudas de carácter económico, sea para gastos de seguro, material didáctico, etc. Sino que además debemos comprar todo el material que utilizaran en las lecciones, hacernos cargo de las fotocopias y además comprar todo lo necesario para la higiene, es decir: el papel para los baños, jabón, etc.
Una gran parte de los docentes y personal de las escuelas, se encuentra con contratos a tiempo determinado desde hace años, por lo que es frecuente el cambio de maestros, como así también los días de huelga por parte de los mismos, en reclamo de mejores condiciones contractuales y económicas. Esto se repite en muchos otros sectores, como la sanidad y la seguridad, que como he mencionado dependen exclusivamente del Estado.
Solo la ayuda de fondos europeos para el desarrollo, permiten financiar y llevar adelante algunos proyectos, como la adquisición de material audiovisual e informático, útiles a la formación didáctica y la creación de cursos de formación especializados.
Claramente esta situación, depende en parte de los recursos económicos que la región pueda destinar, siendo las regiones del norte las que cuentas generalmente con las mejores condiciones económicas, aunque esto no siempre signifique que se realicen mayores inversiones en este sector.