Si como por estos días tenemos visitas desde mi país, mas específicamente una pareja de recién casados, hemos estado recorriendo un poco de la península itálica.
Por pura casualidad, hemos encontrado una muy buena oferta de viaje a Grecia a través de internet y decidimos aprovecharla.

Se trataba de un viaje en ferry, es decir, esos buques que transportan principalmente vehículos de todo tipo y también pasajeros por los distintos puertos del Mediterráneo.
Hemos partido desde el puerto de Bari en Puglia en el sur de Italia, en las ultimas horas de la tarde, con destino a Patra en el norte de la región del Peloponeso en Grecia, pasando por Igoumenitsa.
Llegamos a destino al medio día, hora de Grecia. El viaje duro unas 16 horas en total, por un mar absolutamente calmo y con una temperatura muy agradable.
La primera cosa que nos sorprendió al llegar, fue el precio del combustible, allí es un 30% mas barato que en Italia, así mismo los peajes, que cuestan en media ¼ de lo que se paga por aquí.
Las condiciones de las rutas no son malas, pero son mas inseguras que las italianas, ya que en muchas zonas y a pesar de ser auto-pistas, no había mas de dos carriles o no existía protección, entre ambos sentidos de marcha.
En general, se ve un país mas bien decadente, sea en cuanto a la arquitectura como al mantenimiento de las ciudades, al menos en comparación con Italia.
Los precios son tan caros o en algunos casos mayores que en la península, sea en los supermercados como en comercios, servicios y para los turistas en general.
No obstante, la población es sumamente simpática y amable, muy bien predispuesta y si bien, no todos hablan ingles, se esmeran para hacerse entender y dar indicaciones en caso de necesidad.
Al oído, el greco suena al español que se habla en España y mas precisamente a ciertos dialectos o lenguas regionales de la península ibérica.

Nuestra primera etapa fue en Corintios, donde se encuentra una gran área arqueológica para visitar, desde el Monte de los Corintios a toda la zona que se halla a sus pies, donde San Pablo se dirigía con sus cartas a los pobladores de la región, el templo de Apolo y el de Poseidon.
También allí, es posible ver el famoso Canal de los Corintios, que hemos atravesado tanto de ida como de regreso, que ha sido construido a fines del siglo XIX.

Continuamos el viaje por Grecia dirigiéndonos hacia Atenas, no sin pocas dificultades, por que pareciera que como el dicho: “todos los caminos, conducen a Atenas”, solo que en este caso las señales están escritas en griego y pocas veces con la traducción en ingles. Hubo que echar mano a la memoria del alfabeto griego, para encontrar el camino justo.

La ciudad de Atenas es inmensa, con sus 4 millones de habitantes, se extiende por todo el valle a los pies de la Acrópolis, que como no podía ser de otro modo, fuimos a visitar.
El ingreso al predio cuesta 12 euro por persona y es necesario disponer de muchas horas para recorrerla ya que se extiende por una basta área, también ropas livianas y un buen estado físico para alcanzar cada uno de los puntos de visita.
Subiendo y bajando continuamente, se pueden ver los distintos predios, donde reposan los restos arqueológicos de uno de los imperios mas poderosos del mundo antiguo.
En la cima de una colina, allí donde el viento sopla con fuerza, no obstante los siglos y las visitas de gente de todo el mundo, es posible apreciar la imponencia del famoso Partenon, rodeado de templos mas pequeños pero no menos importantes.

Desde ese punto, que es el mas alto de la zona, se visualizan el mar, la ciudad con sus casas blancas y amontonadas, entre las que sobresalen algunos pocos edificios modernos.
En la zona, se encuentran dos teatros, uno que ha quedado totalmente original y con todas las señas del tiempo, el otro, ha sido reestructurado y equipado para hospedar espectáculos artísticos de todos los géneros.

Abandonamos el área de la Acrópolis en las ultimas horas del día y nos dirigimos hacia la zona céntrica moderna. Allí pudimos apreciar el «cambio de guardia» de frente al Parlamento Griego, que es bastante espectacular, ya que los soldados realizan verdaderas acrobacias al momento de tomar o dejar el puesto y las vestimentas que utilizan son muy originales y atractivas.

En horas de la noche, la ciudad de Atenas se transforma, esta llena de gente de distintas partes del mundo y sobre todo de refugiados e inmigrantes que se preparan a cruzar hacia la parte mas rica de Europa haciendo uso de medios y técnicas que detallare mas adelante.
La ultima etapa de nuestro viaje fue el cabo de Sounion, al sur de Atenas, de frente al mar Egeo. Nos hubiera gustado haber bajado más e incluso haber pisado alguna isla (habíamos oído que Creta era magnífica y que se encontraban muy buenos hoteles en Creta) pero era ya hora de volverse.
Estuvimos en una pequeña playa, que se encuentra a los pies del templo de Poseidon. La vista de ese lugar es verdaderamente paradisiaca, el color y la temperatura del agua, además de su claridad, es increíble.
El viaje de regreso, fue mas veloz que el de ida, pues ya teníamos una cierta familiaridad con las señales, no obstante tuvimos que pedir ayuda un par de veces.
Llegamos a Patra, en horas del medio día. La ciudad no es demasiado atractiva, por lo que nos limitamos a reposar en cercanías del puerto, donde en horas de la tarde debíamos tomar nuevamente el ferry que nos llevaría hacia Italia.
Llamo nuestra atención, un grupo de personas jóvenes que giraban por los alrededores constantemente. Sus rasgos eran, los típicos de medio oriente, incluso pudimos escucharlos hablar con un estilo tipo árabe.

Preguntamos a gente del lugar y nos dijeron que eran venidos desde Afganistan y zonas limítrofes, que estaban allí para entrar en los barcos dirigidos a Italia como polizontes, no tienen documentos ni nada que perder. En muchos casos, son los últimos sobrevivientes de enteras familias, asesinadas por los regímenes de sus países de origen.
Estuvimos observándolos y pudimos comprobar que, si bien la policía los alejaba continuamente, regresaban una y otra vez hacia la zona de ingreso al puerto.
Cuando un camión o vehículo de gran porte, se detenía en los semáforos que se encuentran en el lugar, salen corriendo velozmente y tratan de colarse entre las ruedas de auxilio o la parte inferior del chasis, así como también, cuando encuentran la puerta trasera del tráiler sin precintos de seguridad, ingresan en el compartimiento de carga y se acomodan entre la misma del modo mas increíble.
Por este motivo, los camiones son revisados por las autoridades, antes de que ingresen a los barcos, incluso en algunos casos son pasados por un scanner, tanto al ingreso como al arribo al puerto de destinación.
A pesar de ello, algunos logran pasar los controles y llegar a destino, lo malo es que no siempre lo hacen con vida, pues el hacinamiento y el encierro, en algunos casos producen muertes por asfixia o llegan en condiciones físicas desesperantes, ya que no pueden moverse o se deshidratan.
Amanece en alta mar
En un viaje que he realizado en estos últimos días por el Mediterráneo al que me referiré en un próximo post. He tomado estas fotografías entre las 5:17 y las 5:32 de la mañana desde el puente de un ferry.
Espero que sean de vuestro agrado.